La vida que lucha por salir
Si tomo todos los procesos de coaching que he vivido como una muestra “científica” de qué es el ser humano, sin duda podría explicarse como una manifestación de VIDA que lucha por salir, lo que, por otro lado, es muy compatible con múltiples teorías, desde Darwin a los últimos estudios de Antonio Damasio.
Cuando la persona viene a la sesión de coaching con un problema, si te fijas bien, trae también algo nuevo, fresco, vivo que está tratando de brotar. Es como si una nueva rama sana y vigorosa quisiera manifestarse para el crecimiento de esa persona,… pero todavía no tuviera el terreno preparado.
Un ejemplo: problemas de relación
Cuando alguien va a un coach contando un problema con su jefe o su pareja, ¿cuál es el propósito en el fondo? posiblemente sea el de lograr un mayor bienestar con una sana convivencia. Se ha convencido de que es algo importante a lo que quiere aspirar.
¿Cuál es la nueva rama que podrá crecer? Para superar esta situación, con la ayuda del coach, durante el proceso posiblemente se dará vida a una nueva manera de interpretar la relación:
- Conociendo mejor los intereses honorables que tratas de defender y lo que dispara tus emociones, pensamientos y conductas no deseadas.
Conociendo mejor los intereses de la otra persona y lo que dispara también su peor versión. - Para, finalmente, encontrar otra forma de pensar, sentir y actuar que permita construir juntos un lugar en que los intereses de ambas partes sean posibles.
Así, ese problema de relación se ha superado, pero también ha crecido tu forma de construir relaciones y tu auto-conocimiento…
Has “utilizado” ese problema para crecer como persona, para permitir que brote la VIDA que hay dentro de ti y que se había encontrado con un obstáculo.
Esa VIDA es el propósito de no conformarte con lo que ya hay, sino buscar un nivel superior de bienestar en el que se manifieste más plenamente lo que llevas dentro.
Evidentemente, la persona puede elegir resolver el problema con la misma lógica que utilizaba antes, con esa lógica que le ha traído hasta aquí. En ese caso, encontrará otro tipo de “soluciones”: ceder a las presiones del otro/a, luchar o huir, según el caso y según su personalidad.
Ese parche hará que sigan surgiendo conflictos similares, hasta que de verdad supere esa lección y pase a ese nuevo nivel de entendimiento.
¿Contra qué mantiene esta “lucha” la VIDA?
En el anterior ejemplo subyace la cuestión sobre dónde están los obstáculos al crecimiento del ser humano ¿provienen de la realidad exterior o de cómo vemos esa realidad?
Ambas realidades discurren paralelas, sin duda, pero podemos decir que si en un principio la persona hubiera estado preparada para sentir, pensar y actuar como lo hizo al final, el problema no se habría manifestado, la persona no lo habría “visto”.
Esto sigue la lógica de que la VIDA “utiliza” la realidad exterior, los problemas, para manifestarse de forma más plena dentro de ti, para hacerte crecer.
¿Cuál es la fuente de esos obstáculos interiores?
Los hábitos de pensamiento, emoción y acción nos ayudan a vivir de forma más sencilla, a fluir, a actuar con naturalidad, sin necesidad de pensar constantemente, automatizando nuestro comportamiento. Estos hábitos se crean conforme a la experiencia, mediante un aprendizaje de ensayo-error.
Estos hábitos son los agentes de nuestra fluidez, pero deben evolucionar a lo largo de la vida de acuerdo a la experiencia y son al mismo tiempo el lastre para la siguiente etapa.
Nuestra capacidad como seres vivos, nuestra CAPACIDAD DE VIVIR, consiste en una constante evolución en la forma de comprender la realidad. Para comprenderla tenemos dos canales, pensamiento y emoción.
Para APRENDER A VIVIR es preciso utilizar nuestros dos canales, tanto el pensamiento como la emoción, para elevar nuestro entendimiento y que madure de forma que pueda convertirse en acción.
Dicho de otra forma, pensar y sentir son dos raíces unidas inextricablemente para que surja un nuevo entendimiento, que hace que la vida brote y se manifieste en una preciosa fruta: el hacer.
¿Cómo se cierra el ciclo de aprender a vivir? Con la atención y la repetición, consolidaremos los nuevos hábitos de pensamiento, emoción y acción, que se adaptarán a la nueva realidad.
¿Te apetece?
Podemos vivir este proceso como un JUEGO en vez de una lucha y disfrutar de cómo nuestra capacidad de pensar y sentir no deja de crecer… Mientras nosotros estemos dispuestos a afrontar esa lucha o ese juego.
“Tu VIDA es tan buena como tus HÁBITOS”. Stephen Gilligan.
Daniel Alvarez Lamas
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